MEMORIAS 2020

Al igual que en un cuento de hadas nos despertamos con el cantar de los pájaros. La poca afluencia en la avenida ha permitido que la fauna se sienta en confianza. Tranquilamente bajamos en pijama y preparamos el desayuno. No importa la hora ni el día. No hay prisa, ni uniformes, ni compromisos,  y nada nos espera; nada más que un par de semillas de frijol germinando en la terraza.

Hacemos una caminata mañanera y regresamos a casa cargando hojas, piedras, ramas y algunas flores secas. ¿Qué haremos con tanta “naturaleza”? Pienso sacarla a la basura en cuanto mis hijos se distraigan.

Los niños se ocupan regando las plantas  y me dispongo a trabajar. Saco algunos libros para elegir la publicidad para la siguiente semana

“Veamos los de Anne Crausaz”. Siempre me han fascinado las portadas de estos libros . Ilustraciones sencillas y un encuadernado opaco. Representan, para mí, el minimalismo en la literatura infantil. Son hermosos. Los pondría de adorno.

Me adentro en su lectura para definir cómo será la publicación y me sorprendo al sentir que estos cuentos me hablan con cada página qué hojeo.

Gracias a Juguetes de campo utilizamos los tesoros de la caminata  para hacer algunos juguetes inventados. Aún guardamos alguno.

Nuestros frijoles germinantes se volvieron tema de conversación al hacer la comparativa con Yo crecí aquí.

Aprendimos a disfrutar cada cambio en el clima, cada olor y color, cada atarcer, tal como  en mis Mis primeras primaveras.

Los relojes se guardaron en los cajones, en contraste con las hormigas de No hay tiempo al parecer lo que nos sobra es eso, tiempo.

¿Días, semanas o meses después? , empezamos nuestro día como en marzo, excepto que hoy no habrá caminata mañanera.  Es un día especial. Compartiremos unas horas al aire libre en la granja  de nuestros queridos amigos. Me pregunto si nos extrañará la ardilla que normalmente vemos.

Preparo una mochila perfecta para un turista que pretende visitar Chenobyl. Seguro la mamá de Juguetes de campo no  la aprobaría.

Llegamos al destino y nos saludamos a la distancia con un gusto gigante. Los niños corren, siguen conejos y gallinas, se llenan de tierra y distinguen plantas en un huerto. Al verlos  tan felices recuerdo las ilustraciones de Anne Crausaz en Mis primeras primaveras.

Respiro profundo, los árboles se mueven  con ese raro aire de verano, escucho  aves trinar y observo el hermoso atardecer. No necesitamos nada más.

Hoy, un año después, recuerdo con nostalgia el inicio de esta nueva vida. ¡Vaya 2020!  ¿No creen? Le llaman el año sin abrazos. Yo nunca me había sentido tan abrazada por la naturaleza.

Encuentra todos los libros de Anne Crausaz con promoción el mes de marzo en la valija.