Lo que más disfruto de tener una librería son las charlas con los clientes y la oportunidad de conectar con ellos para poder recomendar o platicar sobre los libros. Entre mis clientes favoritos están aquellos futuros papás o papás recién estrenados que, con ilusión, compran los primeros libros para compartir con sus bebés. Quizá porque me recuerdan aquellas primeras lecturas con mis hijos recién nacidos, cuando mi voz o la voz de mi esposo les servía de arrullo; quizá porque me entusiasma saber que cada vez más padres buscan que sus hijos crezcan rodeados de historias.
En lo personal no puedo imaginar mi maternidad sin los momentos de lecturas con mis hijos y es por eso que hoy me gustaría compartir cinco aprendizajes que he descubierto en este camino y que, creo, pueden ser útiles a los papás que están por comenzarlo (mi hija mayor tiene seis años así que aún me queda mucho por aprender).
1. El tiempo ideal para empezar a leer a tu hijo es ¡Ya! Está comprobado que los bebés reconocen la voz de su mamá desde el vientre. Cuando nacen y la oyen hablar se tranquilizan y reconocen las voces a las que estuvieron expuestos más frecuentemente antes de nacer. A los bebés les gusta escuchar y entre más les hablemos mejor será su adquisición de lenguaje. Además cuando les leemos, los tenemos cerquita y les dedicamos un tiempo especial que genera vínculos y apego. Si no empezaste a leer con tu hijo desde que nació, no hay problema, empieza ahora. Siempre es un buen momento para empezar a leer.
2. Desde que tu niño empiece a gatear debe encontrar los libros a su alcance. Los libros deben ser algo cercano, que puedan tomar por ellos mismos, sin miedo, sin tanto respeto o protocolo. Los niños pequeños también disfrutan leer solos, observar las imágenes, pasar las páginas a su ritmo, disfrutar las texturas. Deja que los tomen cuando ellos quieran. Al tener una biblioteca a su alcance la lectura se hará una actividad cotidiana, disponible en cualquier momento del día y no exclusiva para antes de dormir. (Para los niños más pequeños recomiendo los libros de páginas cartón, así los papás podemos relajarnos un poco ante el miedo de que los maltraten o se corten con ellos).
3. Además de leer los libros puedes interactuar con ellos. Concéntrense en una imagen y platiquen sobre lo que ven. Por ejemplo, si hay un pastel, imaginen a qué sabe, jueguen a probarlo. Cambia los nombres de los personajes por los nombres de tus hijos o de sus abuelos, amigos o primos. Cuando tu hijo se sepa una historia de memoria, puedes cambiar algunas palabras para que él te corrija o dejar que él complete las frases. Haz voces diferentes para los personajes o actúa la historia, diviértete. A veces hay que perder el miedo al ridículo. La buena noticia es que para tus pequeños siempre serás un actor merecedor de un Óscar.
4. Platica sobre lo que leyeron. Al terminar un cuento platica con tu hijo sobre él, sobre lo que les gustó o no les gustó de la historia, si les recordó a alguien que conozcan o a alguna situación que hayan vivido.Déjalos hablar libremente, a veces queremos influir en sus reflexiones o estamos tan al pendiente de que lleguen a la conclusión que deseamos que no prestamos atención a lo que dicen, aunque para ellos sea aún más interesante o importante. Si hay alguna situación por la que estén pasando que te recuerde una historia o algún personaje, menciónalo, trae los libros o los aprendizajes de los libros a su vida diaria. Las historias son siempre un recurso para crear vínculos que te permitirá hallar puntos de encuentro con tus hijos.
5. Experimenta con diferentes tipos de textos, extensiones, temas, diseños. No tengas miedo a leerles textos largos, los niños te irán diciendo cuando detenerte, si están atentos sigue. La complejidad del vocabulario tampoco debe preocuparte, una de las maravillas de los libros es que ayuda a que los niños adquieran este vocabulario de manera natural, a veces por pura inferencia, otras veces al preguntarte su significado. Preséntales poesía, libros informativos, tiras cómicas, libros mudos, etc. Hay infinidad de opciones y todas aportan a ampliar el universo de nuestros hijos.
Espero que estos cinco puntos sean de ayuda. Me vienen a la mente muchas ideas más, todas producto de lo que los libros han regalado a mi familia, pero quizá lo más importante es hacer una invitación a dejar entrar la lectura en la crianza de nuestros hijos como una actividad cotidiana, divertida y de unión.